Los orígenes del linaje de los Borja –italianizados como Borgia–, hay que buscarlos en la población homónima del antiguo reino de Aragón, situada a  sesenta y cinco kilómetros al noroeste de Zaragoza, de la que acabó cristalizando el apellido. Fue en esos lares donde comenzó a tejerse una espesa red endogámica, que acabó estableciéndose en el levante peninsular, posiblemente en fecha próxima a 1238, cuando algunos miembros de la familia participaron en la Reconquista de Valencia a las órdenes de Jaime I el Conquistador.

EL ORIGEN DEL PODER DE UN LINAJE

En el siglo XV uno de sus miembros, de inteligencia natural, Alfonso Borja, consiguió progresar en el seno de la Iglesia, llegando a ser primero cardenal, y, luego, en 1455, pontífice de la cristiandad con el nombre de Calixto III. Fue él quien reclamó a algunos de sus sobrinos a Roma y, en particular, a Rodrigo Borja, que pronto se convirtió en vicecanciller, cargo que revalidó en los siguientes cuatro papados hasta conquistar él mismo el solio pontificio, en 1492, con el nombre de Alejandro VI. Así se inauguraba la era de los Borgia, que tan nefasto recuerdo dejaron en Italia.

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