Colonialismo: la Guinea española

La Conferencia de Berlín (1884-1885) siempre se ha considerado la responsable efectiva del reparto de África entre las potencias coloniales. La aseveración no es del todo exacto puesto que el célebre mapa del continente africano, representado con cinco o seis colores, pertenecientes cada uno de ellos a una potencia colonial no es del todo exacto. En la capital alemana se sacaron cartabones y reglas pero para repartir las áreas de influencias entre potencias. El color que rellenaría dichas áreas se fue determinando en las siguientes décadas a base de ocupaciones, amenazas y conflictos.

España acudió a la cita berlinesa con ciertos derechos históricos, que arrancaban de tratados pretéritos (Tratado de El Pardo,1778), sobre África Central. La isla de Fernando Poo, en el Golfo de Guinea y estratégicamente situada frente a las costas de Camerún, brindaba una atalaya natural inmejorable para penetrar en el interior del continente africano. El gobierno español no dedicó muchos esfuerzos a la exploración de territorios, y otras naciones más voraces en sus proyectos imperialistas, como Francia y Alemania, superaron a España y se posicionaron en gran parte de los territorios del África Ecuatorial. España, a través de su representante en la Conferencia de Berlín, Francisco Coello, testimonió la desidia del gobierno español: “El avance de todos los países en el continente africano se venía multiplicando en los últimos años, incluso España se había posesionado de un pedazo de la costa sahariana y había logrado anexiones en la cuenta del río Muni; pero allí nuestro abandono y por la indiferencia con que todos los gobiernos han mirado estas cuestiones, hemos perdido la posesión de las costas de Camarones, vecinas a Fernando Poo.”

Debes acceder para ver el resto del contenido. Por favor . ¿Aún no eres miembro? Únete a nosotros
Scroll al inicio