La religión cristiana identifica a Jesús de Nazaret como el Hijo de Dios. Aunque la Iglesia admite oficialmente que no se conoce la fecha exacta de su nacimiento, es la tradición la que sitúa su Natividad el 25 de diciembre del “año cero” en la ciudad de Belén. Obviamente, es la misma Iglesia la que reconoce que Jesús no nació en el año 0, sino que esta cronología fue elegida “arbitrariamente” entre los siglos IV y V, como se detallará más adelante.
Si hacemos caso a los Evangelios, concretamente a los atribuidos a Mateo (2, 1) y Lucas (1, 5) –aunque su verdadera autoría se desconoce-, el nacimiento de Jesús se produjo durante el reinado de Herodes I el Grande (¿73? -4 a. C.). Siempre bajo la soberanía de Roma –pues Palestina estaba anexionada como una de sus provincias-, Herodes (CLIO, 252) ejercería como rey de Judea desde aproximadamente el 37 a. C., hasta su muerte, probablemente entre marzo y abril del 4 a. C. Por consiguiente, si la Natividad tuvo lugar en tiempos de Herodes, Jesús tuvo que nacer, necesariamente, antes del año 4 a. C.
El Evangelio de Mateos es el que relata la leyenda de la Matanza de los Inocentes –en el que los niños menores de dos años de Belén y alrededores habrían sido asesinados por orden de Herodes, que pretendía así eliminar al Niño Dios destinado a convertirse en Rey de los judíos- y el éxodo de la familia de Jesús hasta Egipto. El regreso de la “sagrada familia” a Nazaret sólo tendría ocasión una vez que hubiera fallecido Herodes. Aunque tanto la Matanza como el exilio a Egipto son relatos inventados por el anónimo autor del evangelio atribuido a Mateo, lo cierto es que los historiadores aceptan que el nacimiento de Jesús tuvo lugar en el reinado de Herodes. Así pues, lo más probable es que Jesús naciera en algún momento entre los años 4 a 7 a. C., aproximadamente.