El “refugio de las musas” Miguel de Cervantes (1547-1616) escribió la más inmortal obra de las letras castellanas y, probablemente, de la literatura universal. Más de cuatrocientos años después de su primera edición, “El Ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha” (1605/1615) continúa siendo objeto de investigación para los cervantistas, que debaten acerca de las claves diseminadas en su obra. Una de ellas es la que se refiere al posible marco de realidad que sirviera de inspiración a Cervantes. Si, como defienden algunos, Don Quijote fue un personaje real de carne y hueso (CLÍO, 253), cabe preguntarse, ¿quién fue la aldeana de “un lugar de La Mancha”, en la que se inspira el amor que cautiva el corazón de Don Quijote? ¿Existió alguna vez Dulcinea del Toboso?

EN UN LUGAR… DE BREVE HISTORIA

Es en la provincia de Toledo donde se asienta una de los pueblos más cervantinos de La Mancha: adscrita al municipio de Quintanar de la Orden, la localidad de El Toboso sirve de morada a menos de mil habitantes. Como es sabido, las calles de este modesto municipio fueron testigos de la belleza sin par de Aldonza Lorenzo, idolatrada por nuestro hidalgo Don Quijote con el principesco título de Dulcinea del Toboso. De ahí que El Toboso sea el lugar que Cervantes más veces (cincuenta y ocho) menciona en su novela.

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