Mejor que cualquier libro de Historia, la realidad social de la Transición de la España post-franquista –período que abarcaría desde la muerte del general Francisco Franco en 1975 y el inicio de la presidencia del gobierno socialista de Felipe González (1982)– se encuentra fielmente reflejada a través de un género cinematográfico conocido como “cine quinqui”. El cine quinqui tiene como escenario la marginalidad del extrarradio de las principales ciudades españolas: Madrid (San Blas y Vallecas), Barcelona (La Mina) o Bilbao (Ocharcoaga).

Drogas, prostitución y delincuencia callejera convergen en la marginalidad social en la que se ve inmersa un sector de la población más joven, sin expectativas de futuro. Es en este contexto en el que emerge la figura del quinqui, adolescente, generalmente procedente de familia desestructurada en la marginalidad, que se ve empujado a ejercer la delincuencia para sobrevivir… siempre malviviendo al margen de la ley.

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