Antes de que Juego de Tronos (2011/19) se convirtiese en un fenómeno televisivo, en 1976 la BBC británica estrenaba Yo Claudio, auténtica serie de culto basada en la novela homónima de Robert Graves (ver cuadro). Como sugiere su título, la trama se presentaba como el relato de un diario escrito por el cuarto emperador Claudio (10 a.C-54 d.C.), quien comienza describiendo las intrigas palaciegas que tienen lugar incluso antes de su nacimiento: en los inicios del Imperio romano, con la llegada de su tío abuelo, Octavio Augusto (63 a.C.-14 d.C.), nombrado primer emperador en el 27 a.C. De entre todos los personajes que desfilan por la serie, es precisamente la esposa de Augusto –y abuela de Claudio– Livia Drusila (59/58 a.C.-29 d.C.), menos conocida como Julia Augusta, la que acapara un mayor protagonismo. De hecho, la imagen que hoy tenemos, a través de la cultura popular, de la emperatriz Livia, está tamizada por la versión novelesca de Robert Graves. Pero, ¿quién fue en realidad la mujer más poderosa del Imperio romano?