La sinanoga de Burgos

Santa Gadea de Burgos es una de las tres iglesias juraderas principales de la corona castellana, junto con las de San Vicente de Ávila y San Isidoro de León. La relevancia de estos templos –tan solo tenemos que pensar en la monumentalidad de San Vicente de Ávila o San Isidoro de León– no cuadra en absoluto con la extremada sencillez y contención arquitectónica –casi ridícula– que hoy presenta Santa Gadea de Burgos: una sola nave llamativamente estrecha, de apenas 8 metros. Pero es, sobre todo, su extraña situación con respecto el plano de la ciudad, encajonada e incluso semienterrada en una contexto orográfico urbano muy particular, lo que más nos llama la atención, muy lejos de la pompa y alta dignidad presumida.

UN TEMPLO SINGULAR

El padre Enrique Flórez, siempre un referente en relación a los edificios religiosos de las ciudades de España, también se refiere en el siglo XVIII a la particular localización topográfica de esta iglesia, “en el ribazo de una cuesta entre dos calles”, calificándola como una situación “más áspera de lo que los siglos últimos acostumbran”, lo que según él favorecía suponer su antigüedad.

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