En vida de María Luisa de Saboya, primera mujer de Felipe V, debió introducirse  en España la costumbre de que la reina lavara  y sirviera a un niño de condición humilde, mientras el rey  lo hacía con doce hombres menesterosos, efectuándose la ceremonia en las habitaciones particulares de los monarcas.

Isabel de Farnesio, lavaba los pies del niño y, además, servía la mesa y socorría con dinero a esos pobres. Lo mismo hicieron Bárbara de Braganza, y la princesa de Sajonia, esposa de Carlos III, que se hacía acompañar de sus hijas doña Josefa y doña María Luisa.

La comida de los pobres

En  1854, en Jueves Santo, se celebra la comida de los pobres en el Palacio Real. El lugar elegido era el Salón de Columnas. Esta piadosa ceremonia consistía en que Sus Majestades (SS.MM.) lavaran los pies a doce pobres de cada seño y a un niño de diez años, y les sirvieran la comida.

La disposición del salón para esta ceremonia  era la siguiente: al fondo, frente a la puerta de entrada, se colocaba un altar, dos mesas largas y estrechas con alguna separación una de otra, en donde se ponían, en una los doce pobres varones y el niño, y en la otra las doce pobres mujeres. Los sitios están numerados y constaban, cada uno, de plato, servilleta, salero y cubiertos de madera de boj, un jarro vidriado conteniendo cuatro azumbres de vino, copa de vidrio a manera de cáliz y otro jarro con agua.

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