Numancia, la ciudad de la resistencia

Como tantas veces en nuestra historia ha sucedido, la única manera de saber cuántos defensores tenía Numancia cuando las tropas de Escipión cruzaron las puertas, fue contar a los muertos. Nadie quiso rendirse en Numancia, nadie quiso abrir la muralla al enemigo. No se encontraron resistentes para desfilar en el triunfo del general conquistador. El terreno de la ciudad fue repartido entre sus ciudades vecinas. La ciudad había muerto, había nacido la leyenda.

Las guerras de fuego

Al día siguiente, los celtíberos colgaron sus armas y aceptando la romanización, terminaron las llamadas “guerras de fuego”. ¿Toda Hispania estaba conquistada? No, todavía faltarían más de 114 años hasta que se pacificara toda la península, cumpliéndose la frase de Tito Livio con respecto a Hispania: “La primera en ser invadida, la última en ser conquistada”.

Cuando Livio dijo esa frase ya habrían pasado los 199 años, que iban desde que comenzó la andadura de Roma en Hispania hasta su pacificación. Difícilmente se pueden comparar estos casi doscientos años con los diez que Roma tardó en conquistar toda la Galia. Doscientos años en los que hispanos y romanos estuvieron peleando y también mezclándose y aprendiendo unos de otros, hasta que antes que acabara el primer siglo antes de Cristo un hispano, Quinto Vario Severo Hybrida Sucronensis, valenciano, fuera Tribuno de la Plebe en la misma Roma, uno de los 10 defensores del pueblo romano; y otro, Lucio Cornelio Balbo, de Cádiz, llegara a Cónsul de la República Romana, algo así como presidente del gobierno en el 45 antes de Cristo. Algo más de 100 años más tarde, ya tendríamos emperadores hispanos, como el gran Trajano.

Debes acceder para ver el resto del contenido. Por favor . ¿Aún no eres miembro? Únete a nosotros
Scroll al inicio