Esta historia es la que se relata en el best seller, “La Escalera al Cielo” (1980), de Zecharia Sitchin (1920-2010), quien popularizara la idea de que, en el pasado, fuimos visitados por antiguos astronautas, identificados con los Anunnaki. En sus libros sobre “arqueoastronática”, Sitchin defiende que los egipcios, antes incluso de que erigieran la pirámide de Keops (2500 a.C., aproximadamente), eran poseedores de sofisticada tecnología espacial. Interpretando de una manera muy “sui generis” los Textos de las Pirámides, Sitchin sugiere que la descripción del Benben (piedra sagrada que se identifica con la montaña de la mitología egipcia, y en la que se inspiran los obeliscos) es, en realidad, una torre de lanzamiento, cuyo interior abrigaba una “cámara celeste” o cápsula espacial, de forma cónica, muy similar a un cohete.
“Las evidencias –afirma Sitchin– sugieren, en efecto, que los antiguos egipcios hicieron eso: vieron la zona de lanzamiento, los vehículos y a los astronautas con sus propios ojos. Pero los astronautas no eran terrícolas que se iban a otra parte: eran, más bien, astronautas de otra parte que habían venido al planeta Tierra”.