Al contrario de lo que sucede en el mundo occidental, empeñado a destruir las creencias y los logros más significativos de nuestro pasado, los egipcios lucharon por respetar y exaltar los elementos y valores fundamentales de su cultura. Por este motivo, el País del Nilo se convirtió en una de las sociedades más seguras de sí mismas, una civilización que supo defenderse cuando las circunstancias lo requirieron.
Esta continuidad cultural no debe entenderse como un simple conservadurismo, sino como un verdadero esfuerzo por preservar las tradiciones y las formas de un pueblo, alejado de los complejos y la autocomplacencia de la que parece enorgullecerse la civilización occidental en este aciago comienzo del siglo XXI. Siendo de esta manera, no nos costará trabajo entender que las motivaciones por las que los egipcios decidieron construir las tumbas del Valle de los Reyes, no difirieron de las que se tuvieron en épocas muy anteriores.