Más de setenta años después del final de la Segunda Guerra Mundial, en medios de comunicación aparecen disputas sobre la misteriosa muerte del líder fascista de la nación alemana, Adolf Hitler. Cada año, aparecen nuevos datos sobre la vida del Führer, su círculo más cercano de amigos o los últimos días de la existencia del Tercer Reich. Y este interés, a veces malsano, en el régimen totalitario nazi no es sorprendente, porque tras la caída de la URSS y la desclasificación de algunos archivos de la NKVD (KGB), el cuadro de la dictadura de Hitler se vuelve más expresivo y complementario.

Analizando la documentación soviética desclasificada, llama poderosamente la atención que el expediente final sobre la muerte de Hitler, Stalin no recibió hasta el 29 de diciembre de 1949. En general, incluso antes del final de la Gran Guerra Patria, se encontraron varios cadáveres de dobles de Hitler. Así que Stalin necesitaba pruebas irrefutables de que el cuerpo enterrado en una fosa cerca del búnker de la Cancillería del Reich le peternecía. ¿Qué pasó durante los cinco años posteriores a la guerra? ¿Tal vez, Stalin hasta el final no podía dar crédito al suicidio de la persona a la que admiraba, o porque los agentes soviéticos le estaban buscando por todo el mundo? Posiblemente, nunca encontraremos la respuesta a esta pregunta. Pero, al final, Stalin firmó el expediente, confirmando definitivamente la muerte de Hitler. Así que se puede asegurar que aquel hombre ha muerto y refutar varias versiones de su huida de Alemania en la primavera de 1945.

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